Un género que cuenta la historia latina: la salsa

Historia de la salsa
laura.cano
Eureka
1 Octubre, 2025

La historia de la salsa comenzó hace casi cien años, cuando un joven músico cubano llamado Mario Bauzá, uno de los personajes que marcó el género, llegó a Nueva York en 1930. Había estado allí unos años antes y se había enamorado del jazz, un estilo musical que no existía en su país. Le encantó el barrio de Harlem, donde había clubes como el Apollo y el Savoy, llenos de música y baile. Allí, Bauzá sintió algo diferente: aunque era negro y venía de Cuba, se sentía más libre que en otras partes de Estados Unidos.

Al poco tiempo, Mario dejó el clarinete para tocar la trompeta y empezó a tocar con bandas de swing, que era la música popular de moda. Mientras él se adaptaba al estilo americano, la música cubana empezaba a sonar fuerte en el país. En 1931, una orquesta cubana grabó una canción llamada ‘El Manisero’ que fue un éxito total. Vendió millones de copias y puso de moda la rumba, un baile alegre que gustó mucho en Estados Unidos.

La gente quería más música latina. Las orquestas cubanas se volvieron famosas, y muchas personas empezaron a ir a bailar a clubes donde se mezclaban los ritmos afrocaribeños con el jazz americano. En ese ambiente, Mario Bauzá trajo a su cuñado desde Cuba: un cantante llamado Machito, que también tocaba las maracas, juntos formaron una orquesta llamada Machito y sus Afrocubanos. Ya desde el nombre querían dejar claro que su música venía de África, porque muchos ritmos cubanos nacieron allí.

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Su música fue muy importante para los latinos que vivían en Nueva York, especialmente en el Spanish Harlem, también conocido como “El barrio". Ellos se sintieron identificados con esa mezcla de jazz y ritmos, y se empezó a hablar de un nuevo estilo llamado latin jazz.

En los años 40, esta música se volvió más fuerte. La orquesta de Machito sacó una canción muy importante llamada ‘Tanga’ que mezclaba improvisación con sonidos caribeños. Otros músicos, como Chano Pozo, un percusionista cubano, trabajaron con estrellas del jazz como Dizzy Gillespie, crearon canciones como ‘Manteca’, que ya sonaban a una nueva cosa: no era solo jazz, ni solo música latina, era algo distinto.

Ya en los años 50, otro ritmo cubano empezó a arrasar: el mambo. El más famoso fue Pérez Prado, que aunque era cubano, vivía en México. Su música era tan pegajosa que se hizo conocida en todo el mundo. En Nueva York había otros artistas que también se ganaron su lugar, entre ellos estaban Tito Puente, Tito Rodríguez y Machito, conocidos como los Big Three. Tito Puente, por ejemplo, fue muy famoso por su forma de tocar los timbales, y se convirtió en uno de los grandes nombres de la música latina.

La gente iba a bailar al Club Palladium, en el centro de Manhattan, donde todos eran bienvenidos. El mambo unía a la gente y allí también nacieron bailarines increíbles, como Millie Donay y Cuban Pete, que inventaron movimientos nuevos que más tarde formarían parte del estilo de baile salsa. En esa época, el mambo llegó incluso a los teatros de Broadway. El famoso musical West Side Story mostró la vida de los puertorriqueños en Nueva York y usó muchos ritmos latinos. Un poco más tarde, otro ritmo cubano, el chachachá, se volvió popular porque era más fácil de bailar, y atrajo a más gente.

Pero todo cambió en los años 60, tras la llegada de Fidel Castro al poder en Cuba, Estados Unidos cortó relaciones con el país, y la música cubana dejó de llegar como antes. Al mismo tiempo, apareció el rock and roll con grupos como The Beatles, y la música latina perdió fuerza por un tiempo. Pero los músicos latinos no se quedaron de brazos cruzados. En Nueva York crearon un nuevo ritmo: el boogaloo latino, una mezcla de música latina con rhythm and blues. Era simple, moderno y gustaba mucho a los jóvenes. Algunos artistas de este estilo fueron Pete Rodríguez, Joe Cuba, Johnny Colón y Joe Bataan.

En esos años apareció un joven del Bronx, Willie Colón, que con solo 16 años fue contratado por un pequeño sello discográfico llamado Fania Records. Era una empresa creada por el músico Johnny Pacheco y el empresario Jerry Masucci, que buscaban algo nuevo para los latinos de Nueva York. Willie Colón se unió con un cantante puertorriqueño recién llegado a la ciudad, Héctor Lavoe. Su primer disco juntos, ‘El Malo’, fue un éxito en el barrio. Tenía sonido callejero y letras con las que muchos jóvenes se sentían identificados. Fania fue creciendo y sumando artistas: Ray Barretto, Joe Quijano, Mongo Santamaría, y más. 

En Nueva York, Fania organizó en 1971 un gran concierto con sus mejores artistas, llamado Fania All-Stars, en el Cheetah Club. Fue un evento mágico, donde miles de personas bailaron y cantaron. Desde ahí, la salsa se hizo internacional. Willie Colón y Héctor Lavoe se volvieron íconos, sacaron discos como ‘Cosa Nuestra’, ’El Juicio’, ‘La Gran Fuga’ y ‘The Hustler’. Por su parte, Rubén Blades, un cantante panameño también iba dejando legado con canciones con letras sociales, que hablaban de la vida en el barrio, de los problemas, de la esperanza. Con Willie grabó el disco ‘Siembra’, que fue un éxito en toda América Latina, con temas como ’Pedro Navaja’ y ‘Plástico’.

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La salsa, en los años 70, era mucho más que música: era la voz de los latinos en Estados Unidos. En 1973, Fania llenó el Yankee Stadium con otro concierto, y más tarde sumó a Celia Cruz, la cantante cubana más famosa, que venía cantando desde los años 40. Aunque Fania era un éxito, con el tiempo aparecieron problemas. Algunos músicos se quejaban de que Masucci ganaba mucho dinero, mientras ellos seguían con pocos recursos. A fines de los 70, la empresa empezó a decaer, y muchos artistas se fueron a otras compañías. Aun así, su legado quedó para siempre.

En los años 80, la salsa se volvió más romántica. Las canciones ya no eran tan duras ni tan rápidas. Grupos más pequeños reemplazaron a las grandes orquestas, y el baile se volvió muy importante. El estilo se perfeccionó, y la salsa como baile se volvió una forma de expresarse. En la siguiente década (los 90) ciudades como Nueva York seguían siendo el centro del mundo salsero; había escuelas de baile, fiestas, y muchos lugares donde la salsa seguía viva. 

Hoy, la salsa se baila en todo el mundo. Sus letras y esencia nos sigue recordando que nació en los barrios latinos de Nueva York, gracias al trabajo y la pasión de músicos inmigrantes que mezclaron sus raíces con lo que encontraron en una ciudad llena de movimiento.

Al son que nos toquen bailamos: la historia de la salsa en Colombia 

Aunque la salsa no nació en Colombia, en este país ha sonado fuerte desde sus inicios hasta el día de hoy.  Llegó a nuestra tierra a finales de los años 60 y durante toda la década de los 70 fue ganando mucha popularidad. Colombia, con su propia historia de migraciones internas y diversidad cultural, fue terreno fértil para recibir esta música, y es que de hecho la salsa no entró por las grandes academias, ni por los teatros elegantes, sino por los barrios, la radio y la gente que llegaba de países como Cuba, Puerto Rico, República Dominicana, Panamá y Nueva York.

En lugares como Buenaventura, Barranquilla, Cartagena y Cúcuta era común que llegaran barcos con discos importados o viajeros que traían cassettes grabados con la música nueva que se escuchaba en Nueva York. Una de las razones por las que la salsa pegó tanto en Colombia fue que sus letras hablaban de la vida real: el amor, el desamor, la calle, la lucha del día a día. Era normal escucharla en fiestas familiares, cumpleaños, ferias, plazas y hasta en los buses.

Al mismo tiempo, empezaron a surgir orquestas colombianas que adoptaron la salsa como suya. Músicos como Fruko y sus Tesos, The Latin Brothers, Joe Arroyo, Grupo Niche o Guayacán Orquesta le pusieron sabor colombiano, le añadieron instrumentos y formas locales de cantar, y muy pronto Colombia también estaba produciendo su propia salsa con identidad propia.  Así, durante los años 70 y 80, la salsa era parte de la cultura popular colombiana.

Uno de los puntos más fuertes del movimiento salsero en Colombia fue la ciudad de Cali, que más adelante sería llamada la Capital mundial de la salsa. Pero al mismo tiempo, en Bogotá, la salsa también se hizo fuerte.

¿Bogotá y la salsa cuándo se encuentran? 

Aunque muchas personas relacionan la salsa con Cali, la verdad es que Bogotá también tiene una historia salsera muy fuerte. Esta historia empezó desde los barrios, en las casas, en la radio, y en las calles. Todo comenzó en los años 60, cuando llegaban a la ciudad discos de salsa traídos desde Nueva York, Venezuela o el Caribe. En ese entonces, Miguel Granados Arjona, más conocido como el Viejo Mike, empezó a poner esta música en la radio. Muy pronto, la salsa empezó a llenar fiestas, en el transporte público y en cuanto evento público que permitiera azotar baldosa.

En 1980 pasó algo muy especial: la Fania All Stars, el grupo más famoso de salsa del mundo llegó a Bogotá. Tocaron primero en la Cárcel Modelo para más de mil personas privadas de la libertad, y luego, en la noche, de ese 8 de agosto, ofrecieron un concierto en el Estadio El Campín para más de 20.000 salseros emocionados.

Ese concierto prometía ser una noche histórica, pero hubo problemas eléctricos y la música se apagó de repente. La gente se molestó, hubo desorden en las gradas y disturbios en algunas calles. Aunque el concierto no terminó como se esperaba, se convirtió en una leyenda. Fue la prueba de que en Bogotá la salsa también era pasión, y de que la ciudad podía llenarse con miles de personas que amaban este ritmo.

Ya en los años 70 y 80, surgieron discotecas dedicadas totalmente a la salsa. Algunas se volvieron muy famosas, como El Tunjo de Oro, Mozambique, La Gaité y El Goce Pagano. 

En 1997 llegó un evento que ha marcado la salsa hasta el día de hoy: Bogotá creó su propio festival público salsero. Así nació el Festival Salsa al Parque, y desde el primer momento fue todo un éxito. Ya existían otros festivales famosos como Rock al Parque, Jazz al Parque y Hip Hop al Parque, y la salsa no se quedó atrás.

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Desde el principio, este festival no solo mostró que había muchos fans del género, sino también que en Bogotá existían muchas orquestas y músicos salseros locales. Con el tiempo, el festival creció y empezaron a llegar grandes artistas internacionales, de hecho por sus tarimas han pasado leyendas de la salsa como:

  • Richie Ray y Bobby Cruz
  • El Gran Combo de Puerto Rico
  • Los Van Van de Cuba
  • Rubén Blades
  • Eddie Palmieri
  • Roberto Roena
  • Joe Arroyo
  • Orquesta Aragón de Cuba
  • Fruko y sus Tesos
  • Willie Colón

Cada año los salseros tienen una cita, y ver a cientos de personas reunidas nos hace reafirmar que la salsa marcó nuestra historia; nos ha permitido contar historias y admirar cómo la diversidad cultural y tener las puertas abiertas para quien decida hacer su hogar aquí, nos ha permitido que géneros como la salsa lleguen para quedarse.

Y este año la fuerza salsera de Bogotá la vamos a demostrar una vez más este 4 y 5 de octubre en la edición número 26 de este festival que nos ha puesto a cantar y a bailar. Así que desde ya marca en tu calendario Estas fechas para que te conectes a la transmisión de #SalsaAlParquePorCapital que puedes disfrutar en Claro 116, TDT, DIRECTV 143, Movistar 113 y 164, ETB 256, TIGO 105, X, Facebook y YouTube

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