El vallenato: la música que cuenta historias, explicado para niños

Historia del vallenato
laura.cano
Eureka
31 Julio, 2025

En un rincón caluroso de Colombia, una música nació para contar historias, esa música se llama vallenato, y aunque hoy suena en muchas partes del mundo, todo empezó entre los ríos, el mar y la brisa del Caribe colombiano.

El vallenato nació  bajo el sol de lugares como Valledupar, La Guajira y el Cesar. Por esas tierras andaban hombres y mujeres sabían contar historias y lo hacían cantando, acompañados de sus instrumentos musicales, mientras viajaban de un pueblo a otro; a estas personas se les llamaba juglares y eran como periodistas de antes, pero en lugar de escribir en un cuaderno, lo contaban todo con canciones.

Antes de que el vallenato sonara como lo conocemos hoy, se cantaba con instrumentos muy simples: los campesinos usaban la flauta de millo, hecha de caña, o también el carrizo, que servía para acompañar sus voces mientras hablaban de amores, tristezas o lo que pasaba en el pueblo.

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Un día, por los puertos del Caribe, llegó un barco con un instrumento muy raro y curioso: el acordeón, nadie sabía bien cómo usarlo, pero poco a poco, los juglares lo adoptaron. Y vaya que lo hicieron sonar muy bien. Desde ese momento, el vallenato encontró su sonido más famoso.

Pero el acordeón no estaba solo. Lo acompañaban dos instrumentos más: la caja vallenata, un pequeño tambor, y la guacharaca un palo con ranuras que se raspa para hacer un sonido muy particular. Con estos tres instrumentos nació el ritmo que hoy hace parte del alma de Colombia.

El vallenato: una música con muchos ritmos 

¿Sabías que el vallenato tiene cuatro ritmos diferentes? A esos ritmos se les llama aires, y cada uno tiene su personalidad:

  • El paseo: es el más conocido y suena tranquilo, como una conversación con un amigo.
  • El son: es más lento, perfecto para contar historias tristes o nostálgicas.
  • El merengue: (no el de República Dominicana, otro diferente) es alegre, bailable y tiene un ritmo que hace mover los pies sin querer.
  • La puya: es rapidísima, divertida, y muchas veces se usa en concursos de canto donde los músicos compiten para ver quién improvisa mejor.

Los juglares que cantaban noticias

En los primeros tiempos, cuando no existía internet ni televisión, el vallenato era como un periódico cantado. Los juglares iban de pueblo en pueblo contando lo que había pasado: quién se había casado, quién se había peleado, o qué historia misteriosa andaba rondando.

Con el tiempo, el vallenato se hizo más y más famoso. En 1968 se creó el Festival de la Leyenda Vallenata, un evento que todavía se celebra cada año en Valledupar, donde los mejores músicos de este género compiten para ser los reyes del acordeón.

Luego llegaron nuevas formas de cantar vallenato. Apareció el vallenato romántico, con canciones que hablan de corazones rotos, enamorados y reconciliaciones. Más adelante llegó la nueva ola, con sonidos modernos y artistas jóvenes como Kaleth Morales y Silvestre Dangond, que mezclaron lo tradicional con lo moderno.

Pero aunque los estilos cambien, el corazón del vallenato sigue siendo el mismo: contar historias.

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Vallenato para niños

El vallenato también habla de lo que duele

No todas las canciones vallenatas hablan de amor. Algunas cuentan historias difíciles. Al vallenato que denuncia injusticias y habla de lo que vive el pueblo se le llama vallenato social.

Durante muchos años, la región Caribe sufrió por la violencia. Muchas personas tuvieron que dejar sus casas o perdieron a sus seres queridos. Los juglares también cantaron esas historias, para que no se olvidaran. Canciones como ‘Las Bananeras” o ‘Usted, señor presidente’ muestran que el vallenato puede ser también una voz de protesta, una manera de decir lo que otros no se atreven.

El vallenato: un tesoro de todos

El vallenato es tan valioso, que en 2015 fue declarado por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. ¿Qué significa eso? Que es una tradición que debemos cuidar entre todos, porque hace parte de la identidad de todo Colombia.

Hoy, cuando caminas por cualquier rincón del país, puedes escuchar un acordeón sonando. A veces sale de una casa, otras veces de una tienda o de un bus. En cada nota hay un pedacito de historia, una emoción, una memoria.

En definitiva, el vallenato no es solo música. Es una forma de mirar el mundo, de contarlo y de sentirlo. Por eso, cuando lo escuches, piensa que detrás de cada canción hay un juglar que alguna vez se sentó a inventar versos, recordar una historia o transformar un sentimiento en melodía.

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