"Estamos ad portas de una crisis sanitaria muy compleja": Gerson Bermont, secretario de Salud de Bogotá

En Hablemos Bogotá ahondamos en la crisis en el sistema de salud que vive Bogotá junto a Gerson Bermont, secretario de Salud del Distrito.
Bogotá atraviesa una crisis sin precedentes en su sistema de salud, marcada no solo por problemas de infraestructura y atención, sino por una grave falla en la administración de los recursos y la gestión institucional. Esta situación está afectando directamente a miles de ciudadanos que hoy enfrentan serias dificultades para acceder a servicios médicos oportunos y de calidad.
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En los últimos meses, varias clínicas y hospitales han tenido que suspender servicios esenciales. La Clínica de Occidente, por ejemplo, una de las más importantes del suroccidente de la ciudad, cerró sus servicios de neonatología y obstetricia debido a la falta de pagos y una acumulación de deudas que la dejaron sin capacidad operativa.
Del mismo modo, la Clínica Colsubsidio de Ciudad Roma cerró su servicio de urgencias, evidenciando un colapso financiero que ya toca a instituciones de larga trayectoria.
La crisis se ha profundizado a tal punto que “las tutelas se han disparado en los últimos meses. Ya ni este mecanismo de protección constitucional sirve para hacer valer los derechos”, sostuvo el secretario de Salud de Bogotá, Gerson Bermont.
Esta situación refleja una falla estructural en el modelo de administración del sistema de salud, especialmente en lo que respecta al flujo de recursos desde el Estado hacia las Entidades Promotoras de Salud (EPS) y de estas a los prestadores de salud. El retraso en los pagos y la mala gestión financiera de las EPS han desencadenado una cadena de impagos que paraliza el funcionamiento normal del sistema.
“No hay falta de medicamentos, hay una desfinanciación del sistema, lo que impide la entrega de los medicamentos (…) No hay administración del sistema, todo se deteriora y esto termina en crisis”, agregó Bermont.
A esto se suma la reciente alerta hospitalaria declarada por la Secretaría Distrital de Salud, como medida preventiva ante el reciente pico respiratorio en la ciudad. Aunque esta medida busca asegurar la atención de emergencias, también pone en evidencia la fragilidad del sistema ante cualquier eventualidad.
“La gente se está muriendo por falta de medicamentos y falta de atenciones porque el sistema se está desatendiendo”, afirmó el secretario.
Las deudas ahogan al sistema de salud de Bogotá y el país
Uno de los puntos críticos de esta crisis es la abultada deuda que enfrentan los hospitales y clínicas por parte de las (EPS). Según cifras oficiales, a nivel nacional, la deuda alcanza los 20,3 billones de pesos; a nivel local, la cifra suma hasta el momento 713.870 millones de pesos.
Muchos hospitales públicos están operando con presupuestos mínimos, mientras que los privados enfrentan dificultades para pagar nóminas, insumos médicos y proveedores. Esta deuda acumulada no solo compromete el funcionamiento actual del sistema, sino que también mina la sostenibilidad a futuro.
La falta de liquidez ha llevado a la reducción de personal médico, la limitación de servicios y el deterioro de la infraestructura hospitalaria. Algunos gremios médicos denuncian que los pagos pueden tardar entre seis meses y un año, lo que hace inviable mantener la operación normal.
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El pico respiratorio ahonda la crisis de salud de Bogotá
En medio de esta crisis administrativa y financiera, Bogotá enfrenta un incremento en los casos de Infecciones Respiratorias Agudas (IRA), lo que llevó a la Secretaría de Salud a lanzar una alerta hospitalaria.
Hasta el momento, se han registrado más de 291 mil atenciones por este tipo de infecciones y la ocupación de Unidades de Cuidado Intensito (UCI) supera el 80 %.
“Ante el incremento de las lluvias en la ciudad, que ha incidido en el aumento de enfermedades respiratorias, es necesario proteger especialmente a los menores de 5 años y a los adultos mayores de 60. Las enfermedades reportadas han sido causadas por múltiples agentes virales”, explicó el secretario de Salud.
Para terminar de deteriorar la situación, la falta de vacunas en Bogotá también golpea a los pacientes en la ciudad. Aunque en abril de 2024 se informó sobre la disponibilidad de vacunas contra el COVID-19 y la influenza en la ciudad, la priorización de ciertos grupos poblacionales ha dejado a otros segmentos sin acceso oportuno a la inmunización.
“Vivimos el pico respiratorio en Bogotá sin vacunas para el COVID-19 ni para la influenza”, añadió Gerson Bermont.
La Secretaría Distrital de Salud ha emitido recomendaciones para la prevención de estas enfermedades, enfatizando el uso de tapabocas en espacios cerrados, evitar aglomeraciones en caso de estar contagiado con alguna enfermedad y el lavado frecuento de manos.
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¿Es probable devolver la Subred Centro Oriente al Distrito?
En mayo de 2024, la Superindentencia de Salud ordenó la intervención de la Subred Integrada de Servicios de Salud Centro Oriente E.S.E., argumentando la existencia de 30 deficiencias administrativas, financieras, asistenciales y jurídicas que, según la entidad de control, ponían en riesgo la integridad y seguridad de los pacientes.
Sin embargo, desde la Administración Distrital se ha cuestionado esta medida. El alcalde Carlos Fernando Galán, el secretario de Salud, Gerson Bermont, entre otros miembros del gabinete distrital han manifestado que la intervención vulnera la autonomía del Distrito y han solicitado al Gobierno Nacional la devolución de la administración de la Subred.
“No hemos podido evidenciar una mejoría en el servicio, hemos recibido un aumento en las PQR de los pacientes. Esa Subred tiene 550 mil millones de pesos en deudas”, afirmó Javier Reyes, contralor auxiliar de Bogotá.
Esta situación ha generado tensiones entre el Gobierno Nacional y el Distrito, evidenciando la necesidad de una mayor coordinación y diálogo para garantizar la prestación eficiente y oportuna de los servicios de salud a los ciudadanos de Bogotá.
La crisis de salud en Bogotá no es solo médica ni financiera: es también una crisis de gobernabilidad. Mientras no se aborden sus causas de fondo, los más afectados seguirán siendo los ciudadanos.
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