"Este año esperamos tener cerca de 38 cámaras nuevas en la ciudad”: secretaria de Movilidad

Camara fotomulta
julian.pinzon
Actualidad
Lun, 05/05/2025 - 07:05

En Hablemos Bogotá, el debate sobre las fotomultas vuelve al centro de la conversación. Mientras algunos sectores las consideran una herramienta útil para salvar vidas, otros las ven como mecanismos de control desmedido que afectan injustamente a los ciudadanos.

La secretaria de Movilidad, Claudia Díaz, aclara que, más allá de las percepciones, las cámaras de fotodetección cumplen un objetivo claro: "donde tenemos las cámaras, se han reducido los siniestros graves, es decir, los que dejan víctimas lesionadas o fatales", señaló.

Según cifras oficiales de la Secretaría, durante el primer trimestre de 2025 se impusieron 93.581 comparendos, lo que equivale a más de 1.000 sanciones diarias. Estas no provienen únicamente de las cámaras, sino también de agentes y policías de tránsito, y apuntan a restaurar el orden y la seguridad vial en la ciudad.  

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La secretaria de Movilidad asegura que hay más mito que realidad en torno a las cámaras. Afirmó que todas están certificadas y reguladas por el Ministerio de Transporte y la Agencia Nacional de Seguridad Vial. "Ellas tienen un propósito principal de seguridad vial", indicó, aclarando que su ubicación obedece a estudios previos que identifican puntos críticos de siniestralidad.

Las cámaras de fotodetección no están solas. Bogotá también cuenta con otros tipos de cámaras de monitoreo y semáforos inteligentes que permiten hacer seguimiento al flujo vehicular y responder a emergencias.  

La secretaria de Movilidad, Claudia Díaz, comenta que desde enero, y por instrucción del alcalde Carlos Fernando Galán, todas las cámaras fueron señalizadas de forma más visible, con letreros reflectivos y advertencias claras sobre el límite de velocidad (50 km/h). Esta medida ha tenido un efecto inmediato: las infracciones por exceso de velocidad cayeron 23%, y las muertes por siniestros viales disminuyeron en el mismo porcentaje.

También recuerda que cualquier ciudadano que considere injusta una multa puede impugnarla. "Ese es un derecho que tienen los ciudadanos y pueden acudir a la Secretaría, donde se revisa todo el caso", sostuvo Díaz.

Aunque la percepción de un “Estado alcabalero” persiste, según la secretaria Claudia Díaz, el objetivo no es castigar, sino prevenir. 

"Lo que queremos es que esto no sea solo un efecto donde está la cámara, sino que tengamos un sentido de empatía y corresponsabilidad".

Aunque el foco está en las cámaras de fotodetección, la Secretaría de Movilidad recuerda que hay otras responsabilidades del conductor que también son sancionables, y no dependen de un radar. Por ejemplo, la revisión técnico-mecánica, el SOAT vencido o la alteración de placas son infracciones que, sin importar si el vehículo es conducido por alguien diferente, terminan afectando directamente al propietario. 

Actualmente Bogotá cuenta con 93 cámaras de fotomultas instaladas en distintas zonas de la ciudad. De estas, 69 son cámaras salvavidas y las otras 24 se usan para monitoreo, principalmente en el Centro de Gestión de Tránsito. Las primeras automáticas o semiautomáticas están ubicadas en puntos críticos y cuentan con señalización reflectiva para alertar a los conductores. Las demás permiten vigilar intersecciones, semáforos y apoyar la reacción rápida ante incidentes.  

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Según la secretaria, una de las metas para este año es fortalecer el sistema con 38 cámaras adicionales, que serán ubicadas en zonas históricamente peligrosas como la Autopista Norte o la avenida Boyacá. “El 70% de las muertes viales ocurren en vías principales”, advirtió Díaz, quien también señaló que se trata de una “pandemia silenciosa” que cobra la vida de más de 500 personas al año en Bogotá, es decir, casi tres muertes cada dos días.

En cuanto a las infracciones más comunes detectadas por las cámaras, lideran el listado el exceso de velocidad, el incumplimiento del pico y placa, la ausencia de SOATfalta de revisión técnico-mecánica y el mal parqueo. Este último es especialmente relevante en una ciudad con múltiples frentes de obra, donde se busca mantener despejadas las vías para facilitar la movilidad.

La Secretaría Claudia Díaz también responde a las críticas y preguntas ciudadanas como las expresadas en redes sociales. Algunos usuarios, como Alexander Romero, denuncian la falta de control en zonas donde los vehículos pasan a alta velocidad o incluso sobre los andenes. Para ellos, el problema no es la existencia de cámaras, sino la ausencia de más control y cultura ciudadana. Díaz coincide en la necesidad de más cámaras, pero sobre todo, de mayor corresponsabilidad entre todos los actores viales. 

El sistema de cámaras también genera opiniones divididas en el Concejo de Bogotá. Desde la Nueva Fuerza Democrática, el concejal Emel Rojas, aunque no se opone al uso de la tecnología, advierte sobre fallas en el enfoque pedagógico. durante su intervención reconoce los avances en señalización durante esta administración, pero insiste en que todavía hay puntos sin advertencia clara, como la cámara de la 127 con autopista, una de las más activas en número de comparendos.

Según el concejal, más de 211.000 comparendos se aplicaron a vehículos que iban entre 55 y 60 km/h, mientras que solo 93 sanciones fueron para quienes superaban los 105 km/h. “Eso indica que nuestras cámaras no son de la mejor tecnología”, advirtió, al tiempo que propuso estudiar límites diferenciados de velocidad en tramos donde TransMilenio circula a 60 km/h. También pidió evitar una política “anti-moto”, en especial con medidas que terminan castigando a este tipo de usuarios en patios y operativos. 

La discusión sobre las fotomultas no puede desligarse del papel de la cultura ciudadana en Bogotá. Así lo explicó la analista de movilidad Jazmín Gaitán, quien considera que más allá de la tecnología y los debates legales, es fundamental reconocer que estas herramientas pueden enseñarle al ciudadano como cuidarse en la vía 

“Las fotomultas no son un castigo, son una advertencia permanente de que en la vía todos somos vulnerables”, señaló Jazmín Gaitán

Desde su visión, mecanismos como las cámaras contribuyen a formar hábitos seguros, especialmente en un contexto donde muchos actores viales aún actúan con imprudencia o indiferencia. 

“Cada vez que pasamos por una autopista y sabemos que hay una cámara, ajustamos nuestro comportamiento. Eso salva vidas”, añadió Gaitán.

Gaitán también hizo memoria de campañas simbólicas como la de las estrellas negras, que marcaban con pintura los lugares donde alguien había perdido la vida en un accidente. 

“Eso nos impactó como sociedad. Entendimos que detrás de una norma no hay solo reglas, hay una vida que puede perderse. Esa pedagogía debe continuar”, dijo Jazmín Gaitán.

En ese sentido, reiteró que no se trata de exagerar el control, sino de comprender que la movilidad no es solo desplazarse, sino llegar con vida a nuestro destino.  

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Mientras unos reclaman por sanciones y otros exigen más vigilancia, el mensaje oficial es claro: las normas están para proteger la vida. Y como concluye La secretaria de Movilidad, Claudia Díaz, el reto es lograr que el respeto por los límites de velocidad y las reglas de tránsito no dependa de la presencia de una cámara, sino del compromiso de cada ciudadano. 

*Foto: Alcaldía de Bogotá

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