La historia del Hip Hop en Colombia: de las calles del Bronx a los nuestros barrios

Hip Hop al Parque niños
laura.cano
Eureka
19 Agosto, 2025

Hace más de 50 años, en un barrio de Nueva York llamado El Bronx, nació algo poderoso, que se cantaba y que de a poco se iba a convertir en un estilo de vida para muchos. Sí, te estamos hablando del hip hop. Este género surgió como una respuesta de jóvenes que, entre el abandono y la violencia, decidieron contar su verdad con palabras, pasos y colores.

Al principio sus principales escenarios eran las calles, y sus aliados eran las paredes y los parlantes. Usaban el rap para hablar, el breakdance para moverse, el graffiti para pintar lo que sentían, y el DJing para mezclar sonidos como quien mezcla recuerdos.

Y aunque todo empezó allá lejos, en Estados Unidos, esa chispa no tardó en cruzar fronteras. En los años 80, Colombia empezó a escuchar ese eco a través de películas como Beat Street, en cassettes que viajaban de mano en mano, en jóvenes curiosos que veían esos movimientos y decían: “Yo también quiero contar mi historia”.

En barrios de Bogotá como Las Cruces, Bosa o Suba, en las comunas de Medellín y Cali, principalmente, jóvenes empezaron a imitar los pasos de breakdance, a escribir rimas en sus cuadernos y a pintar sus sueños en muros grises.

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Pero el hip hop en Colombia no fue una copia. Fue una semilla que creció con nuestro propio flow; aquí se volvió un lenguaje propio. Los raperos y raperas no hablaban de lujos, hablaban de su barrio, de la violencia, de la esperanza, de lo que se ve desde una ventana que conectaba con las calles que recorrían día a día.

Los 80 y 90: destino directo a Colombia

En Bogotá, el breakdance fue la primera puerta, los fines de semana se armaban las batallas de baile. No había internet, ni patrocinios, pero sí talento y muchas, muchas ganas de moverse.

La escena creció rápido en barrios como Bosa, Suba, Las Cruces, Engativá, Kennedy. En Medellín, mientras la ciudad vivía momentos marcados por la violencia del narcotráfico, nacían también voces que usaban el rap para contar lo que no salía en las noticias.

Grupos como La Etnnia (Bogotá) y Gotas de Rap (Cartagena/Bogotá) empezaron a grabar sus primeras producciones en los 90. Sus letras eran crónicas del barrio y con mucha disciplina y talento lograron abrir un camino para toda una generación.

En 1996, algo importante pasó: el primer Festival Rap al Parque. Por primera vez, los jóvenes tuvieron un escenario grande, legal, seguro, para mostrar su talento. Años después, ese festival crecería y se llamaría Hip Hop al Parque, uno de los más importantes de América Latina, que de hecho en este 2025 realizará su edición número 27.

Los 2000: el Hip Hop se consolida en nuestro país

En los años 2000, el Hip Hop colombiano empezó a tomar forma como un movimiento sólido. Los barrios ya no solo tenían grupos: tenían procesos. Nacieron colectivos culturales, casas de Hip Hop, escuelas comunitarias.

En Medellín, la Comuna 13 se convirtió en símbolo del rap como resistencia; los jóvenes pintaban murales, organizaban conciertos, escribían versos. En Cali, Quibdó, Pasto, Bucaramanga, Cartagena, Barranquilla y muchas otras ciudades, el rap creció con su propia identidad. Y mientras todo eso pasaba, una nueva ola de artistas emergía. Jóvenes que habían crecido escuchando a La Etnnia o Alcolyrikoz, ahora traían nuevas propuestas: más personales, más experimentales, pero igual de profundas.

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Nombres como Ali A.K.A. Mind, Mary Hellen, Diana Avella, Zehtyan, Realidad Mental, N. Hardem, Lianna y cientos más, mostraban que el rap podía hablar del amor, del cuerpo, del alma, de la memoria, sin dejar de ser político.

Un presente lleno del poder del Hip Hop

Hoy, el rap colombiano está más vivo que nunca. Hay artistas que llenan teatros y escenarios internacionales. Pero también hay miles de jóvenes que hacen rap en su barrios, colegios, con sus amigos. En muchas ciudades hay escuelas de rap, batallas de freestyle, talleres de escritura, combos de muralismo y colectivos que enseñan a los más pequeños que el Hip Hop no solo se escucha: también se siente, se piensa, se cuida.

El rap ya no es solo protesta, también es sanación, reflexión, educación. Hay canciones que hablan de  cuidar el medio ambiente, de reconocer nuestras raíces, y de todos los temas que puedan convertirse en rima. En los barrios sigue creciendo una generación que no olvida que con una hoja y un lápiz también se pueden hacer cosas muy poderosas.

Definitivamente el Hip Hop vino de lejos,  pero aquí encontró casa que cada vez recibe más personas, y donde muchos encuentran su lugar seguro.