¿Por qué se conmemora el 25N?

Conmemoración del 25N
laura.cano
Eureka
25 Noviembre, 2025

En la República Dominicana, a mediados del siglo XX, existía una comunidad llamada Ojo de Agua, en la provincia de Salcedo. Allí vivía la familia Mirabal: un padre agricultor, una madre dedicada y cuatro hijas que crecían entre estudios, tareas del hogar y conversaciones que poco a poco las ayudaban a entender el mundo. Sus nombres eran Patria, Minerva, María Teresa y Dedé.

Las hermanas Mirabal vivieron durante la dictadura de Rafael Trujillo, un gobernante que mantuvo el control absoluto del país durante más de treinta años. Aunque en la superficie podía parecer un gobierno fuerte, en realidad se sostenía por el miedo. Las personas que expresaban ideas diferentes eran vigiladas, perseguidas o castigadas. Esta situación afectaba la vida diaria de las familias, incluso aquellas que, como los Mirabal, no buscaban conflicto alguno.

Con el tiempo, las hermanas comenzaron a comprender que la injusticia no era algo lejano, sino algo que afectaba directamente a su comunidad. Minerva, especialmente, desarrolló un fuerte sentido crítico, le interesaban el estudio del derecho, la historia, la política y la idea de que un país podía ser más justo. No se conformaba con aceptar las cosas porque sí: quería entenderlas y transformarlas.

Sus preguntas la acercaron a personas que, como ella, deseaban un país sin miedo. Así conoció a jóvenes opositores a la dictadura, entre ellos Manolo Tavares, con quien más tarde se casaría. Participar en conversaciones y reuniones donde se hablaba de libertad y derechos humanos la hizo tomar conciencia del valor de expresar las ideas.

Patria, la mayor, tenía una personalidad tranquila y reflexiva. Durante un tiempo, observó desde cierta distancia los conflictos políticos, sin embargo, un episodio muy cercano (un ataque militar que presenció durante un retiro religioso)  la hizo ver el sufrimiento de otras familias. Comprendió entonces que la injusticia no afectaba sólo a quienes hablaban de política, sino también a personas comunes que no tenían forma de defenderse. A partir de ese momento, decidió unirse al esfuerzo por el cambio.

María Teresa, la menor, al principio veía estas discusiones como asuntos de adultos. Sin embargo, al crecer, empezó a leer, escribir y conversar sobre lo que pasaba. Las tres hermanas se integraron al movimiento 14 de junio, un grupo de resistencia que buscaba organizarse pacíficamente para terminar con la dictadura. Allí realizaron tareas de apoyo: buscar materiales, transmitir mensajes, colaborar con familias afectadas, estudiar la situación del país y sostener la esperanza de quienes estaban encarcelados. 

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El régimen respondió con persecución; las hermanas y sus esposos fueron vigilados y apresados en diferentes momentos, sus hogares fueron registrados, sus teléfonos intervenidos y sus vidas puestas bajo constante presión. El 25 de noviembre de 1960, después de visitar a sus esposos en prisión, Patria, Minerva y María Teresa fueron detenidas por agentes del régimen y ese día fueron asesinadas. El gobierno intentó ocultar lo ocurrido, pero la población entendió de inmediato que aquello había sido un acto de violencia política. La indignación creció y, lejos de detener la resistencia, la hizo más fuerte… Menos de un año después, la dictadura de Trujillo cayó.

El tiempo convirtió a las hermanas Mirabal en un símbolo internacional. En honor a su memoria, cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, esta fecha recuerda que ninguna forma de violencia es aceptable y que la igualdad y el respeto deben ser parte de la vida diaria.

25N: Una lucha que no ha terminado

Aunque históricamente las mujeres han luchado por cada uno de sus derechos, y han habido muchos victorias en el camino, la eliminación de todos los tipos de violencias contras niñas y mujeres sigue siendo una exigencia, y no es para menos. En nuestro país, según ls Defensoría del Pueblo, del 1 de enero al 31 de mayo de este año se presentaron 1.026 casos de violencia intrafamiliar hacia niñas y adolescentes, ocurrieron 3.479 hechos de violencia sexual hacia menores, 67 registros de explotación sexual y 16 casos de trata de personas en niñas y adolescentes.

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Más allá de las cifras, que por su puesto son un llamado a la acción, son un recordatorio a que desde nuestras casas y familias tenemos el deber de frenar las violencias hacia niñas y mujeres, y a reflexionar sobre aquellos comportamientos que normalizamos, pero que en realidad pueden estar repercutiendo en esta realidad. 

Que todas las niñas y mujeres crezcan en entornos seguros, donde sus derechos sean garantizados y puedan vivir sin miedo. 

¿A dónde te puedes comunicar si conoces un caso de violencia basada en género?