Yeferson Moscoso, la prueba de que la vida da segundas oportunidades

Yeferson Moscoso conoció la realidad de la calle desde niño. Esta se convirtió en su hogar y lo llevó a una vida de vicios, delitos y pobreza.

“Fui drogadicto, delincuente, estuve en el sicariato, fui a la cárcel, robé, atraqué, soplé bolsillo, todo”; confiesa Yeferson, quien decidió refugiarse en su espiritualidad para cambiar esa vida.

Para superar sus adicciones, él se aferró a su creencia en Dios y hoy trabaja con habitantes de calle del barrio Santa Fe, quienes ven en él una esperanza de volver a empezar. “Hoy en día lo bueno es poder decirle a alguien “yo estuve como usted, pero ahora yo quiero que usted esté mejor que yo””, dice. 

Todos los lunes, Yeferson tiene una cita inaplazable: repartir un promedio de 300 comidas para todos los habitantes de calle que asistan a El taller del maestro, una iglesia cristiana ubicada en pleno corazón de esta denominada zona de tolerancia. Ahí se desempeña como pastor y muchos de quienes asisten a su llamado no solo buscan alimento físico, sino para el alma.

En este lugar también les dan kits de aseo y limpieza personal. “Lo que queremos es que sea algo poquito, pero bendito. Que se puedan bañar, afeitar y peluquear totalmente gratis”, asegura Yeferson. 

Según él, todas estas personas que viven en las calles de Bogotá necesitan más amor que cualquier cosa. 

“No los desprecien. No los ignoren. Vamos a ayudarlos. Yo creo que si Dios nos permite la vida es para que nosotros podamos compartir lo que tenemos con otras personas”, invita este hombre a todos los ciudadanos.