Etiqueta: Cultura

  • ¿Cómo los paseadores de perros están reinventando la vida en Bogotá?

    ¿Cómo los paseadores de perros están reinventando la vida en Bogotá?

    En Bogotá, los paseadores de perros se han convertido en una figura clave del paisaje urbano. Más que un oficio, su labor refleja cómo la ciudad ha cambiado; viviendas más pequeñas, jornadas laborales más largas y una creciente preocupación por el bienestar animal han hecho que este servicio sea no solo común, sino indispensable.

    Cada día es más frecuente ver perros recorriendo parques, ciclovías y calles acompañados de sus paseadores, quienes organizan rutas, agrupan animales según tamaño y temperamento, y combinan disciplina con afecto. Este trabajo ha generado una red invisible de afectos entre humanos y mascotas, al mismo tiempo que moldea nuevas dinámicas de convivencia en el espacio público.   

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    Bogotá es una de las ciudades con mayor tenencia de mascotas en Colombia, solo detrás de Medellín y Cali. Se calcula que el 40% de los hogares bogotanos tiene al menos una mascota, siendo el perro la preferida. Las razones detrás de este aumento son múltiples: cambios demográficos, hábitos de consumo, búsqueda de compañía o apoyo emocional, e incluso la protección que estos animales brindan en los hogares.

    El oficio de paseador de perros surgió en Bogotá a finales de los años noventa, inicialmente en sectores de clase media-alta como Chapinero Alto y Rosales, y hoy se ha extendido a distintos barrios y clases sociales. La comunidad de paseadores es diversa. Jóvenes, adultos mayores, mujeres cabeza de hogar, profesionales en veterinaria o etología, y emprendedores que ven en esta labor una oportunidad sostenible y vocacional. 

    Más allá de la economía, los paseadores tienen un impacto directo en la vida de la ciudad. Su presencia constante en el espacio público no solo asegura el bienestar físico y emocional de los animales, sino que también fortalece la convivencia comunitaria. Para muchos dueños, representan una solución ante la falta de tiempo para atender a sus mascotas, garantizando que reciban ejercicio, socialización y atención constante.

    Su labor demuestra que los cambios en la vida familiar, laboral y social de Bogotá han dado lugar a nuevos oficios, nuevas formas de conexión afectiva y nuevas maneras de habitar la ciudad. Pasear perros en Bogotá es, en definitiva, un acto que une humanos, animales y ciudad en un mismo ritmo.  

    *Contenido financiado por el Fondo Único de TIC.

  • Smartfilms 2025: ‘Toma 10’ y el futuro del cine hecho con celulares en Bogotá

    Smartfilms 2025: ‘Toma 10’ y el futuro del cine hecho con celulares en Bogotá

    Recientemente se conocieron los ganadores de la décima edición de Smartfilms, el festival de cine hecho con celulares que en este 2025 recibió más de 2 mil 800 piezas inéditas de contenidos grabados con dispositivos móviles, de los cuales se hizo una selección de 900 cortos para finalmente tener 20 por categoría.

    La transmisión se vivió a través de la pantalla de Canal Capital y allí se conocieron los ganadores de cada categoría. Uno de los cortos galardonados en la velada fue ‘Toma 10’ que ganó en la categoría Mejor Guión.

    “‘Toma 10’ es un cortometraje en formato falso documental que sigue el rodaje de un capítulo de una telenovela colombiana en el cual el actor protagonista está reacio a que su protagonista va a morir, y suceden varias ocurrencias que complican el rodaje”, expuso Simón Matallana, guionista del corto.

    Según Matallana, esta historia nació del interés de mostrar las diversas situaciones que acontecen en un rodaje. Por la naturaleza de la narración, optaron por un formato de falso documental y el recurso metarreferencial que permitió, además, conectar con la audiencia con un tono cómico.

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    “Los elementos que conectaron con el público fue este formato de falso documental y también el hecho de que combina dos mundos para dos públicos diferentes, digamos el rodaje imita una novela clásica,de las que teníamos varios referentes; versus, los que hacemos cine que cuando vemos al microfonista metiéndose en la toma nos reímos y decimos “eso me ha pasado un par de veces”, aseguró.

    El cine hecho con celulares

    Para Matallana, el futuro del cine hecho con celulares abre la posibilidad de ver a personas cada vez más jóvenes haciendo producciones de buena calidad con sus dispositivos móviles y además es una oportunidad para enfocar el interés de los más pequeños hacia la creatividad.

    “Vemos a niños desde antes de los 10 años usando estos dispositivos y creo que hay que incentivarlos a que los usen para otro tipo de finalidades o contenidos. Estos celulares dan muchas facilidades, entonces el hecho de empezar mucho más pequeños a grabar cosas en casa, y esto hará que haya más gente preparada para afrontar el futuro audiovisual”, expuso.

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    Así mismo, afirmó que el cine hecho con celulares es una gran herramienta para narrar la ciudad pues los dispositivos dan una facilidad para contar las historias que pasan en el día a día, y que gracias a la oferta cultural y festivales como Smartfilms, se puede fortalecer la difusión y el apoyo al cine que se está haciendo en la capital.

    “Un festival como Smartfilms en una ciudad como Bogotá visibiliza las cosas que se hacen aquí, sobre todo las conexiones que tiene este festival que articula prensa, televisión, hacen que más gente se entere que se está haciendo audiovisual en la ciudad, que es un reto (…) Todo esto hace que la gente sepa que en la misma plataforma donde puede ver una novela puede ver un corto hecho por estudiantes, profesionales o aficionados”, concluyó.

  • Los paraderos donde no se espera un bus, sino una historia

    Los paraderos donde no se espera un bus, sino una historia

    En Bogotá existen unos paraderos singulares, no tienen rutas, ni buses, ni pasajeros apurados. En su lugar en donde se emprenden viajes distintos, viajes impulsados por la imaginación y los libros.   

    Se trata de los Paraderos Paralibros Paraparques (PPP), pequeñas bibliotecas al aire libre que hoy forman parte esencial de la Red Distrital de Bibliotecas Públicas de Bogotá (Biblored).

    Su origen se remonta a 1996, cuando Fundalectura, junto a gobiernos locales y departamentales, propuso crear espacios que acercaran la lectura a comunidades sin acceso a bibliotecas. En Bogotá, la iniciativa fue apoyada por la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, y con el tiempo pasó a integrarse plenamente a Biblored.

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    Actualmente, la capital cuenta con 95 PPP distribuidos por toda la ciudad, desde grandes parques metropolitanos hasta zonas de bolsillo en distintos barrios. Cada uno alberga cerca de 300 libros, la mayoría dirigidos al público infantil, aunque los catálogos se adaptan a los gustos y necesidades de las comunidades que los rodean. 

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    Más allá de los libros, estos espacios se han convertido en verdaderos puntos de encuentro cultural. Los mediadores de lectura organizan actividades que van desde recitales de poesía hasta talleres de tejido o presentaciones musicales, fortaleciendo el vínculo entre los vecinos y el arte. En los PPP se conversa, se aprende y se teje comunidad.

    Aunque Bogotá concentra la mayor cantidad de estos paraderos en el país, la idea también ha echado raíces en otras regiones como Pereira, Guatapé y Castilla La Nueva (Meta), demostrando que el modelo es replicable y que la lectura puede florecer en cualquier esquina.

    El diseño colorido de los PPP, inspirado en los tonos de la bandera bogotana y en la forma de una parada de bus, los ha convertido en un ícono urbano. Pero su valor va mucho más allá de lo estético: representan un símbolo de transformación social. En lugares como Altos de la Estancia, en Ciudad Bolívar, la lectura se ha convertido en una herramienta de cambio, capaz de crear lazos, esperanza y nuevas formas de habitar la ciudad.

    *Contenido financiado por el Fondo Único de TIC.

  • Bogotario vuelve con nuevos capítulos para seguir redescubriendo la capital

    Bogotario vuelve con nuevos capítulos para seguir redescubriendo la capital

    Bogotario, la serie que invita a mirar Bogotá con otros ojos, regresa con 30 nuevos capítulos que recorren los íconos y personajes que definen la ciudad.

    El estreno será el 14 de octubre en el YouTube de Canal Capital y el 15 de octubre en televisión. A partir de esa fecha, los episodios estarán disponibles martes, miércoles y viernes en YouTube, y martes, miércoles y jueves en televisión.  

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    Bajo el lema ‘una ciudad por descubrir’, la serie llega con capítulos que combinan historia, contexto y belleza visual. Desde las zapaterías del Restrepo y el chorro de Quevedo, hasta el Parque Simón Bolívar, la Cinemateca de Bogotá o los paseadores de perros, cada episodio celebra los lugares, oficios y tradiciones que forman parte de la identidad bogotana.

    David Moncada es la guía de esta travesía por Bogotá. Más que mostrar la belleza de cada ícono, descubre historias escondidas y curiosidades que hacen que cada lugar cobre vida y sorprenda a quienes creen conocerlo.

    Con estos nuevos capítulos, recorreremos localidades como Antonio Nariño, Engativá, Ciudad Bolívar, Chapinero, Sumapaz, Santa Fe, Usaquén, Fontibón, Suba y Teusaquillo, mostrando la ciudad a través de las voces de quienes la habitan. Sus historias invitan al público a reconocerse en los íconos y a descubrir nuevas facetas de Bogotá.  

    Bogotario no es una guía turística, sino un viaje para sentir y reconocer la identidad de Bogotá, explorando aquello que nos une como habitantes de la ciudad. Cada capítulo invita a contemplarla con asombro, orgullo y curiosidad, celebrando los elementos que nos hacen verdaderamente bogotanos

    *Contenido financiado por el Fondo Único de TIC.

  • Audiencias Capital: el punk, identidad, territorio y acción social en La Nevera Sonora

    Audiencias Capital: el punk, identidad, territorio y acción social en La Nevera Sonora

    El programa Audiencias Capital, espacio de la Defensoría de las Audiencias de Canal Capital, dedicó una de sus más recientes emisiones a escuchar a quienes siguen de cerca La nevera sonora, en particular el capítulo centrado en el mundo del punk. La conversación permitió profundizar en cómo este género musical trasciende el sonido para convertirse en una expresión cultural, estética y social con raíces profundas en Bogotá.

    A partir del monitoreo al impacto del programa, Audiencias Capital invitó a Ana María, una joven televidente de 25 años residente en Bosa, quien comentó en redes sociales una de las piezas del capítulo dedicado al punk. Desde su experiencia como seguidora del programa y como parte activa de la escena rockera, su testimonio aportó una mirada desde el territorio.

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    El capítulo de La Nevera Sonora abordó el punk desde múltiples dimensiones: la voz de los artistas, las dinámicas de la industria independiente, la historia del género y su lectura sociológica y antropológica. Esta aproximación, según se destacó en el espacio, permite entender el punk no solo como música, sino como una forma de interpretar la sociedad, de cuestionar y de construir identidad.

    La estética fue otro de los ejes del episodio. Tatuajes, peinados, vestuarios y símbolos aparecieron como elementos que no solo diferencian a quienes hacen parte de esta escena, sino que comunican posturas políticas, culturales y formas de resistencia. En ese sentido, el programa mostró cómo la imagen también narra historias y construye comunidad.

    Desde Bosa, Ana María explicó que el punk y el rock han sido puertas de entrada a procesos colectivos que integran música, fotografía, publicaciones independientes y acciones solidarias. En su localidad, la escena se ha consolidado alrededor de asociaciones culturales que organizan eventos donde la música convive con iniciativas comunitarias, apoyo a familias vulnerables y trabajo con comunidades indígenas.

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    Durante la conversación, se subrayó que uno de los aportes centrales del capítulo es la ruptura de estigmas. Lejos de asociar el punk con la marginalidad o la falta de futuro, La Nevera Sonora expone prácticas de autogestión, creación artística y pensamiento crítico que fortalecen el tejido social y amplían las formas de participación cultural en la ciudad.

    El análisis realizado en Audiencias Capital evidenció que este tipo de contenidos no solo informan, sino que generan reflexión y diálogo con las audiencias. El capítulo sobre el punk abrió una ventana para comprender cómo la música puede ser un lenguaje para leer la ciudad, narrar sus territorios y reconocer la diversidad cultural que habita en Bogotá.

    *Contenido financiado por el Fondo Único de TIC.

  • La Navidad y sus significados culturales y espirituales en Un Café con Fe

    La Navidad y sus significados culturales y espirituales en Un Café con Fe

    Detrás de las luces, los regalos, la comida, la decoración y las reuniones familiares, la Navidad es una festividad cargada de significados que conecta con múltiples creencias religiosas, antiguas celebraciones del invierno y tradiciones que han viajado por distintos continentes.

    El próximo sábado 20 de diciembre, el programa Un Café con Fe reflexiona sobre el significado de la Navidad, por medio de la exploración de diversos símbolos, creencias y costumbres que le dan sentido a esta celebración, y que la han convertido en una festividad compartida por múltiples culturas de todo el mundo.

    El programa analizará el origen y la transformación de los principales símbolos navideños, así como las distintas formas en que esta celebración ha sido adoptada y resignificada por las culturas, desde las tradiciones latinoamericanas marcadas por la herencia católica, hasta las expresiones más contemporáneas y comerciales en otros países.

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    Asimismo, pone el foco en cómo elementos como el pesebre, el árbol, las luces o las figuras más reconocidas de la Navidad reflejan encuentros entre lo religioso, lo ancestral y lo moderno. Más que una clase de historia, se trata de una conversación que conecta memoria, identidad y cultura, y que permite mirar esta celebración desde una perspectiva más amplia y consciente.

    La invitación a descubrir la Navidad más allá de lo conocido, a reconocer sus múltiples significados y a reflexionar sobre la manera en que cada sociedad la hace propia, una oportunidad para ver la Navidad con otros ojos y entender por qué, aunque no se celebre igual en todo el mundo, sigue siendo una de las fechas más simbólicas del año.

    Únase a la conversación en nuestras redes sociales y conéctese con Un Café Con Fe en la señal de Canal Capital en Claro 116, ETB 256, DIRECTV 143, Movistar 164 y 113, TDT y Tigo 105.

    *Foto: Pixabay.

  • Plazas distritales de mercado: tradición, sabor y patrimonio vivo en Bogotá

    Plazas distritales de mercado: tradición, sabor y patrimonio vivo en Bogotá

    Frutas de todos los colores y sabores, verduras frescas, granos y cereales para todos los gustos, productos lácteos, proteínas, hierbas para darle una sazón especial a cada platillo, flores que le dan un empujoncito para conquistar cualquier corazón, y espacios para degustar el sabor de la gastronomía local, todo en un solo lugar: las plazas de mercado.

    Eso sí, las plazas de mercado son mucho más que espacios de compra y venta, allí se encuentran el campo y la ciudad, se garantiza el abastecimiento de alimentos frescos y se mueve gran parte de la economía local, por lo que son una fuente esencial de empleo para miles de familias.

    Desde la mirada del patrimonio cultural, estos lugares son verdaderos referentes históricos: guardan tradiciones, conservan prácticas, oficios y quehaceres que se han transmitido entre generaciones y cuentan, a su manera, cómo ha crecido y se ha transformado Bogotá.

    Su valor histórico tiene una estrecha relación con el origen y desarrollo de la capital del país; quizás no lo sabías, pero desde la época colonial las plazas de mercado, ubicadas a cielo abierto en las principales plazas y parques de la ciudad, eran lugares de intercambio comercial y de encuentro social, a lo que hoy llamaríamos: hacer contactos, debido a la interacción entre distintos grupos sociales.

    En esa época existía la plaza Mayor (hoy plaza de Bolívar), la plaza de San Victorino, y la plaza de San Francisco, plaza de la Yerba o “mercado viejo”, hoy conocido como plaza Santander; sin embargo, mientras la población de la ciudad crecía y se instauraban barrios alejados del centro, se dio paso a nuevas plazas de mercado.

    En la actualidad, “en la ciudad se pueden contar 64 plazas de mercado, de las cuales 45 son gestionadas por actores comunitarios y entidades de carácter privado. Algunas se organizan de forma itinerante en parques, predios al aire libre, calles concurridas y pasajes comerciales, y otras, en espacios construidos”, destaca la publicación ‘Plazas de mercado en Bogotá. Patrimonio vivo’, del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural.

    Mientras que, 19 de estas 64 son de carácter público, gestionadas desde el 2006 por el Instituto para la Economía Social (IPES), las cuales te invitan a caminar sin prisa, a dejarte tentar por sus aromas, y a descubrir las historias guardadas entre sus puestos y pasillos.

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    ¿Dónde están ubicadas las plazas distritales de mercado en Bogotá?

    A continuación, encontrarás un directorio de las plazas distritales de mercado ubicadas en Bogotá, espacios llenos de tradición, sabor y vida comunitaria que siguen alimentando la historia de la ciudad:

    Localidad de Santa Fe

    Foto: IPES
    Foto: IPES

    Las Cruces

    Dirección: Calle 1 F # 4 – 60

    Foto: IPES.
    Foto: IPES.

    La Perseverancia

    Dirección: Carrera 5 # 30a – 30


    Localidad la Candelaria

    Foto:IPES.
    Foto: IPES.

    La Concordia

    Dirección: Calle 14 # 1 – 40


    Localidad de Barrios Unidos

    Foto: IPES.
    Foto: IPES.

    Doce de Octubre

    Dirección: Calle 72 # 51 – 62

    Foto: IPES.
    Foto: IPES.

    7 de Agosto

    Dirección: Calle 66 # 23 – 20


     Localidad los Mártires

    Foto: IPES.
    Foto: IPES.

    Samper Mendoza

    Dirección: Carrera 25 # 22a – 73


    Localidad de Tunjuelito

    Foto: IPES.
    Foto: IPES.

    San Benito

    Dirección: Carrera 19c # 50a – 90 sur

    Foto: IPES.
    Foto: IPES.

    San Carlos

    Dirección: Carrera 19C # 50A – 90 sur

    Foto: IPES.
    Foto: IPES.

    El Carmen

    Dirección: Diagonal 49 sur # 29a – 07


    Localidad de Engativá

    Foto: IPES.
    Foto: IPES.

    Las Ferias

    Dirección: Avenida Rojas # 74 – 52

    Foto: IPES.
    Foto: IPES.

    Quirigua

    Dirección: Calle 90 # 91 – 52

    Foto: IPES.
    Foto: IPES.

    Boyacá Real

    Dirección: Calle 68b # 73a – 45


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    Localidad de Antonio Nariño

    Foto: IPES.
    Foto: IPES.

    Restrepo

    Dirección: Carrera 19 # 18 – 51 sur.

    Foto: IPES.
    Foto: IPES.

    Santander

    Dirección: Calle 26 sur # 30 – 51


    Localidad de Puente Aranda

    Foto: IPES.
    Foto: IPES.

    Trinidad Galán

    Dirección: Carrera 60 # 4b – 24


    Localidad de Fontibón

    Foto: IPES.
    Foto: IPES.

    Fontibón

    Dirección: Calle 19 # 103 – 26


    Localidad de Kennedy

    Foto: IPES.
    Foto: IPES.

    Kennedy

    Dirección: Calle 42 # 78 m – 50 sur


     Localidad de Ciudad Bolívar

    Foto: IPES.
    Foto: IPES.

    Los Luceros

    Dirección: Carrera 17 f # 69a – 32 sur


    Localidad de San Cristóbal

    Foto: IPES.
    Foto: IPES.

    20 de Julio

    Dirección: Carrera 6 # 24 – 60 sur

  • Bogotá y sus museos: una ruta para perderse con gusto entre historias, arte y memoria

    Bogotá y sus museos: una ruta para perderse con gusto entre historias, arte y memoria

    Los museos de Bogotá guardan arte, memoria y relatos que revelan la esencia de la capital. Un recorrido para entender la ciudad a través de sus espacios culturales.

    Bogotá no solo se recorre caminando, también se lee, se observa y se escucha. Sus museos forman una constelación de lugares donde la ciudad se cuenta a sí misma desde muchos ángulos: el arte, la memoria, la resistencia, la arquitectura, la vida cotidiana. Aquí, un mapa imprescindible para volver a mirar la capital con otros ojos.

    1. Museo de Bogotá

    Foto de la entrada principal del Museo de Bogotá.
    Foto: Alcaldía de Bogotá

    Dos sedes, miles de relatos. El Museo de Bogotá guarda más de 24.000 objetos que revelan cómo ha cambiado la ciudad. Fotografías históricas, planos esenciales, reliquias como el tranvía y la estatua de Gonzalo Jiménez de Quesada. Un espacio para pensar la ciudad que tenemos y la que queremos.

    Direcciones:

    Sede Casa Sámano: Carrera 4 # 10-18

    Sede Siete Balcones: Calle 10 # 3-61

    Horario:

    Abre todos los días, excepto los martes. 

    Lunes, miércoles, jueves y viernes de 9:00 a.m. a 6:00 p.m. 

    Sábados, domingos y festivos de 10:00 a.m. a 6:00 p.m. 

    Entrada gratuita.

    2. Museo de la Ciudad Autoconstruida

    Foto de la vista general del Museo de la Ciudad Autoconstruida.
    Foto: Alcaldía de Bogotá

    En la cima del TransMiCable, justo en la estación Mirador del Paraíso, Ciudad Bolívar cuenta su historia con voz propia. Este museo celebra la vida en las laderas: las manos que levantaron casas, los liderazgos barriales, las memorias comunitarias. Y, además, tiene biblioteca.

    Dirección: Calle 71H Sur # 27-79, estación Mirador del Paraíso del TransMiCable

    Horario: Abierto de martes a domingo de 9:00 a.m. a 5:00 p.m.

    3. Galería Santa Fe

    Foto de la entrada principal de la Galería Santa Fe.
    Foto: Galería Santa Fe

    En La Concordia, el arte late distinto. La Galería Santa Fe es un laboratorio donde artistas visuales y plásticos ponen sus ideas a circular: exposiciones cambiantes, ferias locales y una escuela de mediación que invita a mirar de manera menos apurada.

    Dirección: Carrera 1A entre calles 12C y 12D, primer piso de la Plaza de Mercado La Concordia

    Horario: Abre de martes a domingo de 9:00 a.m. a 5:00 p.m.

    4. Museo Botero

    Foto de la entrada principal del Museo Botero.
    Foto: Visit Bogotá

    En 2000, Fernando Botero entregó 208 obras al Banco de la República y dio vida a uno de los espacios más queridos de La Candelaria. La casona colonial que lo alberga es casi tan fotogénica como las obras que cuelga.

    Dirección: Calle 11 # 4-41

    Horario: Abierto todos los días excepto los martes. Entrada gratuita.

    5. Museo Nacional de Colombia

    Foto de la entrada principal del Museo Nacional.
    Foto: Museo Nacional

    El museo más antiguo del país nació en 1823 dentro de un edificio que alguna vez fue cárcel. Hoy, sus 17 salas y más de 2.500 piezas narran la historia colombiana desde antes de la Conquista hasta el presente.

    Dirección: Carrera 7 # 28-66

    Horario: Abre de martes a sábado de 9:00 a.m. a 5:00 p.m.; domingos y festivos de 10:00 a.m. a 5:00 p.m.Entrada gratuita: miércoles de 3:00 p. m. a 5:00 p. m. y último domingo de cada mes.

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    6. Museo de la Independencia – Casa del Florero

    Foto de la entrada principal del Museo de la Independencia – Casa del Florero.
    Foto: Visit Bogotá

    Seis salas, un mismo propósito: conectar al visitante con los hitos que han sacudido la historia nacional. Aquí se cruza el 20 de julio de 1810 con episodios más recientes como la Toma del Palacio de Justicia. Todo explicado con herramientas interactivas que invitan a participar, no solo a mirar.

    Dirección: Carrera 7 # 11-28

    Horario: Abre de martes a domingo. Entrada gratuita: miércoles de 3:00 p. m. a 5:00 p. m. y último domingo del mes.

    7. Museo del Oro

    Foto del interior de una de las salas del Museo del oro.
    Foto: Alcaldía de Bogotá

    Sus colecciones arqueológicas son un tesoro literal: piezas prehispánicas que muestran cómo pensaban, trabajaban y soñaban las civilizaciones indígenas que habitaron lo que hoy es Colombia. Con textos bilingües y salas permanentes y temporales, es uno de los museos más visitados del país.

    Dirección: Carrera 6 # 15-88

    Horario: Abre todos los días excepto los lunes. Martes a sábado: 9:00 a.m. a 7:00 p.m. Domingo y festivos: 10:00 a.m. a 5:00 p.m. Entrada gratuita los domingos. Menores de 12 y mayores de 60 entran gratis todos los días.

  • “Vaya a quejarse al Mono de la Pila”: la historia detrás de una frase muy bogotana

    “Vaya a quejarse al Mono de la Pila”: la historia detrás de una frase muy bogotana

    ¿Alguna vez le dijeron «Vaya a quejarse al Mono de la Pila”? Esta era, y aún es, una frase muy usada por los bogotanos, sobre todo por los padres ante las quejas de sus hijos. Pero detrás de esta coloquial frase hay una historia que habla de las costumbres de Bogotá.

    El Mono de la Pila es una fuente de agua instalada en 1583 en el centro de la Plaza Mayor, hoy conocida como la Plaza de Bolívar, y que en su parte de arriba tenía esculpida una estatua de San Juan Bautista. Los habitantes de la capital se acercaban a esta fuente para abastecerse de líquido. Su construcción reemplazó a la tradicional picota, una columna de piedra donde se impartía castigo y escarmiento a quienes eran considerados infractores de la ley.

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    Para financiar esta obra se propuso un recaudo de fondos mediante un impuesto a la carne y al vino, y además se pidió que la picota fuera trasladada. Y finalmente, luego de casi un año de espera, el Cabildo ordenó la construcción de esta fuente.

    La sabiduría popular afirma que las madres enviaban a sus hijos a recoger agua del Mono y, cuando ellos llegaban a sus casas quejándose por el esfuerzo, solían decirles la popular frase «a quejarse al Mono de la Pila». Luego, esta frase pasaría a usarse en diferentes contextos y con algunas variaciones como «a chillar al Mono de la Pila» o «a llorar al Mono de la Pila».

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    ¿Dónde está la fuente original del Mono de la Pila?

    En 1846, la fuente del Mono de la Pila fue sustituida por la actual estatua de Bolívar y trasladada a la plazoleta Rufino José Cuervo en la calle 10, antes llamada planeta de San Carlos. Luego a la plazoleta de San Diego, donde se instaló mirando al norte y dando la espalda a la iglesia colonial dedicada al santo.

    Posteriormente la antigua pila fue llevada al Museo Nacional y luego al Museo de Arte Colonial, donde aún se encuentra.

    Y a usted ¿qué tan seguido lo mandan a quejarse al Mono de la Pila? 

    *Foto Alcaldía de Bogotá

  • Maloka es el lugar donde la ciencia se vive y la curiosidad no tiene límites

    Maloka es el lugar donde la ciencia se vive y la curiosidad no tiene límites

    Desde 1998, Bogotá tiene un lugar donde la ciencia sale de los laboratorios y se mezcla con la vida. Maloka nació el 4 de diciembre de ese año como el primer centro interactivo de ciencia y tecnología del país, con una apuesta clara: que aprender podía ser una experiencia, no una obligación. 

    El nombre viene de las malokas amazónicas, esas construcciones comunales donde todo gira en torno al encuentro y al intercambio de saberes. Y eso es precisamente Maloka, un espacio para conversar con la curiosidad, explorar sin miedo y descubrir que el conocimiento también tiene rostro, movimiento y emoción.  

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    Su creación fue posible gracias a una alianza entre el gobierno, organizaciones y empresas que entendieron que la ciencia debía estar al alcance de todos. Desde entonces, Maloka ha sido un laboratorio vivo donde el aprendizaje se construye con las manos y la imaginación.

    Aquí, las exposiciones no se miran de lejos. Se tocan, se activan, se recorren. Cada experiencia busca que los visitantes participen, se sorprendan y hagan de la ciencia una aventura cotidiana. En tiempos de pantallas infinitas, este lugar recuerda que el conocimiento también puede ser físico, cercano y humano.

    A lo largo de más de dos décadas, Maloka ha impulsado programas de innovación, sostenibilidad y apropiación social del conocimiento. Ha formado generaciones que entienden la ciencia no como un conjunto de fórmulas, sino como una forma de mirar el mundo. 

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    Más que un museo, Maloka es un punto de encuentro entre la tradición y la tecnología, entre la imaginación y la evidencia. Un espacio donde el Bogotario sigue aprendiendo a pensar, crear y descubrir con los ojos bien abiertos.

    *Contenido financiado por el Fondo Único de TIC.

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