A sus 18 años la vida de Juan Camilo Guzmán está llena de intereses diversos, desde la fotografía y la escritura hasta el ejercicio y los viajes. Le apasiona explorar museos, pintar, mirar las estrellas y disfrutar de la música en conciertos, y nunca dejaría pasar por alto un buen plato de una buena comida. A pesar de su versatilidad, lucha con la presión social y el miedo al fracaso, y a veces, su deseo de perfección le juega en contra. También se preocupa por las expectativas tradicionales de cómo un hombre «debe ser» y la falta de apoyo a los jóvenes artistas por parte de los gobiernos actuales.
DiverGente – Capítulo 1: Gordofobia




