Desde el patio taller, el centro neurálgico de la Primera Línea del Metro de Bogotá, el proyecto de infraestructura más esperado por la ciudad muestra avances decisivos. A casi cinco años del inicio de su construcción y tras más de ocho décadas de espera, el sistema entra en una fase vital: la llegada, ensamblaje y prueba de los trenes que recorrerán la capital a partir de marzo de 2028.
El patio taller no es solo una estación técnica. Es el lugar desde donde partirán diariamente los trenes y al que regresarán para mantenimiento, limpieza y descanso.
«Este es el corazón del proyecto, de aquí saldrán todos los días los trenes que van a prestarle servicio a la comunidad y aquí regresarán para mantenimiento y para iniciar de nuevo cada jornada», explicó Leonidas Narváez, gerente general de la Empresa Metro de Bogotá.
La Primera Línea tendrá 23,9 kilómetros de extensión, 16 estaciones y un viaducto elevado que conectará el suroccidente con el norte de la ciudad. El sistema contará con 30 trenes, cada uno compuesto por seis vagones, con capacidad para 1.800 pasajeros por tren. Cada vagón puede transportar hasta 300 personas.
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A la fecha, tres trenes ya se encuentran en el patio taller. El cuarto llegará el 8 de enero, el quinto saldrá de puerto el 12 de enero y el sexto el 22 del mismo mes. Según la programación, los 30 trenes estarán en Bogotá antes de finalizar octubre de 2026.
En operación, el metro alcanzará velocidades máximas de 80 km/h, con una velocidad promedio de 42 a 43 km/h, incluyendo paradas. El recorrido completo, desde el sector del parque Gibraltar hasta la calle 72, tomará 27 minutos, un trayecto que hoy puede tardar entre una hora y media y una hora cuarenta y cinco minutos en otros modos de transporte. El impacto será directo: el sistema movilizará en promedio un millón de personas al día.
«La Línea 1 del Metro lo que le va a regalar a la ciudad es tiempo y calidad de vida. Tiempo para la familia, para estudiar, para el deporte y para el bienestar», afirmó Narváez.
El proyecto presenta un avance cercano al 70 %, aunque el tramo restante es el más complejo. En los próximos 22 meses, hasta septiembre de 2027, el reto será la integración total del sistema: rieles, energía, trenes, estaciones, puertas de plataforma y centros de control. Todo deberá funcionar de manera sincronizada para garantizar una experiencia segura y transparente para el usuario.
Tras la etapa constructiva, vendrá la llamada ‘marcha blanca’, un periodo de seis meses de pruebas integrales, requisito indispensable para cumplir con los protocolos internacionales de seguridad de un sistema que transportará miles de pasajeros a alta velocidad. La operación comercial está prevista para marzo de 2028.
En el frente financiero, el proyecto cuenta con una inversión total estimada de 23,4 billones de pesos, bajo un esquema de cofinanciación entre el Distrito y el Gobierno Nacional. El contrato de concesión se extenderá hasta 2048. La financiación está respaldada por la banca multilateral. 1.060 millones de dólares del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, además de 200 millones de dólares del Banco Europeo de Inversiones, lo que deja al proyecto sin riesgos de financiación a corto plazo.
El sistema será completamente automatizado, con tecnología GOA 4 (es el nivel más alto de automatización en sistemas ferroviarios), sin conductor, y operado desde dos centros de control; uno en el patio taller y otro en el corredor Caracas.
La infraestructura incluye talleres de mantenimiento pesado, edificios operativos, cocheras para los 30 trenes y una línea de pruebas de 905 metros, que será energizada para iniciar ensayos de arranque, frenado y control.
Más allá de las cifras, la percepción ciudadana acompaña el avance físico. Encuestas recientes de la Empresa Metro de Bogotá muestran que más del 78 % de los bogotanos expresa optimismo frente al metro. Para Narváez, ese respaldo se explica por una obra que no se detiene: actualmente entre 16.000 y 17.000 personas trabajan a diario en su construcción.
La integración del Metro de Bogotá con el Sistema Integrado de Transporte Público tendrá un efecto directo en el costo del viaje para los usuarios. El modelo que se está estructurando permitirá que una persona pueda combinar distintos modos, transporte zonal, troncales de TransMilenio y metro, utilizando un solo pasaje, siempre que el recorrido se realice dentro de una ventana de tiempo que aún está en estudio.
La meta es simplificar la experiencia del usuario y evitar cobros adicionales por cada transbordo, fortaleciendo un sistema verdaderamente integrado desde el inicio de la operación.
Sobre este punto, el gerente general de la Empresa Metro de Bogotá, Leonidas Narváez, fue enfático al explicar el alcance del modelo tarifario. ‘Cuando llegue al transporte público podría iniciar su recorrido en el TransMiCable, luego coger el zonal, luego el troncal, llegar a la estación del Metro y subir al Metro con el mismo pasaje’.
El Metro de Bogotá dejó de ser una promesa. Hoy, desde su patio taller, el proyecto avanza con trenes en tierra, pruebas en marcha y una fecha clara para cambiar la movilidad de la ciudad.
*Foto: Alcaldía de Bogotá













