Vientos de agosto y volar cometas: el combo perfecto

Si alguna vez te has visitado un parque en agosto, seguro has visto un montón de cometas volando en el cielo. Pero, ¿alguna vez te preguntaste por qué agosto es el mes ideal para volar cometas? ¿Y por qué justamente hay tanto viento en esta época?
La respuesta está en algo que suena complicado, pero que en realidad es bastante interesante: la geografía y el clima tropical de Colombia.
¿De dónde salió la idea de hacer y volar cometas?
La cometa, ese juguete volador que todos conocemos, tiene una historia que viene de muy lejos y de hace mucho tiempo: de China, desde hace más de 2.500 años. Cuentan que un señor llamado Muo Di se inspiró en un halcón para crear una cometa que pudiera volar como un ave. Después, un carpintero llamado Lu Ban mejoró el diseño usando bambú, y así nació este invento que viajó por el mundo.
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Desde Asia, la cometa viajó a través de la India y llegó a Europa, donde se hizo popular como pasatiempo para niñas, niños y hasta para científicos curiosos como Benjamin Franklin, quien usó una cometa para entender la electricidad en 1752.
En Colombia, las cometas llegaron hace unas cuatro décadas, trayendo la tradición de volarlas especialmente en agosto, gracias a esos vientos fuertes y constantes que ya conocemos.
El secreto de los vientos alisios: los cómplices de que podamos volar cometas en agosto
Colombia es un país muy especial, pues está justo en la mitad de la zona tropical, entre dos océanos enormes: el Pacífico y el Atlántico. Esta ubicación hace que reciba muchísima energía del sol, y ese calor mueve el aire en patrones que llaman “circulación meridional”. Es decir, el aire caliente sube, se mueve hacia los polos y luego baja, creando un flujo constante.
Uno de los protagonistas de esta historia son los vientos alisios. Son vientos que soplan casi todo el año en las zonas tropicales, y vienen del sureste en el hemisferio sur y del noreste en el hemisferio norte. En Colombia, los alisios del sureste son los que se ponen en modo “power” entre finales de julio y agosto, y soplan con fuerza, alcanzando hasta 30 km/h. Por eso, agosto se convierte en el mes perfecto para que las cometas se eleven.
Aquí entra la famosa Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT), que no es más que una franja donde los vientos del norte y del sur se juntan. Esta zona se mueve un poco a lo largo del año y, en agosto, se queda casi pegada justo sobre Colombia. Esto hace que el viento sople con fuerza y constancia, y que las condiciones sean ideales para volar cometas.
Pero ahora, ¿por qué volamos cometas? ¿Cómo nació esta costumbre? Ponte cómodo porque esta historia continúa.
Volar cometas: mucho más que un juego
En Colombia, volar cometas es toda una tradición. No solo es diversión, también es una excusa perfecta para reunirse con amigos y familia en los parques, aprovechar el viento y pasar un buen rato. Hay festivales dedicados a esta actividad, como el Festival del Viento y las Cometas en Villa de Leyva, que empezó en 1975, y el Festival de Cometas del Festival de Verano de Bogotá, que se realiza desde 1997.
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Además, no todas las cometas son iguales. Algunas llevan un solo hilo y solo se mantienen en el aire, otras tienen varios hilos y se pueden maniobrar para hacer acrobacias. Las hay planas, curvas, de caja, semiflexibles, mejor dicho, un mundo entero de creatividad que se pone en vuelo cuando llega agosto.
Así que la próxima vez que estés en un parque y veas una cometa volando alto en agosto, ya sabes que no es casualidad: es la geografía, la historia y la cultura uniéndose para regalarnos uno de los espectáculos más bonitos del año.