¿De qué hablamos cuando hablamos de derechos humanos?
Durante siglos, las personas del mundo vivieron de maneras muy diferentes, en algunos lugares había leyes que protegían a ciertos grupos, mientras que en otros no existían reglas claras para evitar abusos. En muchas épocas, algunas personas tenían más valor que otras solo por su origen, su posición económica, su color de piel o sus creencias. Esto provocó desigualdades enormes y muchas injusticias, a pesar de que en diferentes momentos de la historia surgieron ideas sobre la libertad, la igualdad y la justicia, estas ideas no se aplicaban a todas las personas de la misma manera. Cada país decidía por su cuenta qué era correcto y qué no, y esto dejaba a millones de personas sin protección.
La situación se volvió especialmente grave en el siglo XX, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando las personas vieron de cerca lo que podía ocurrir cuando no existían acuerdos internacionales que defendieran la dignidad de todas y todos. Fue entonces cuando los países empezaron a comprender que hacía falta algo mucho más fuerte que leyes individuales: necesitaban un compromiso global que defendiera a cada ser humano, viviera donde viviera.
Cuando la guerra terminó, se creó la Organización de las Naciones Unidas, su objetivo principal era mantener la paz y evitar que el mundo volviera a caer en situaciones similares. Dentro de la ONU, un grupo de personas de muchos países comenzó a trabajar en un documento que definiera claramente los derechos que toda persona debía tener, no era un trabajo sencillo, venían de países con culturas distintas, costumbres diferentes y formas diversas de entender la vida, sin embargo, compartían una idea fundamental: cada ser humano, por el simple hecho de existir, merece respeto y protección.
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Durante meses, estos representantes discutieron, propusieron ideas, corrigieron textos y escucharon diferentes voces. Finalmente, el 10 de diciembre de 1948, los países aprobaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Ese día marcó el nacimiento de una promesa internacional: todas las personas, sin excepción, tienen derechos que deben ser respetados. La Declaración enumeró 30 derechos esenciales, entre ellos el derecho a la vida, a no ser maltratado, a la libertad de pensamiento, a la educación, a la salud, al trabajo, a participar en la sociedad, a tener una identidad y a vivir sin discriminación.
¿Qué son los derechos humanos?
Estos derechos no se pueden quitar, no se pueden vender ni se pueden renunciar a ellos, eso significa que sin importar dónde vivas, quién seas o qué idioma hables, esos derechos te pertenecen. También se estableció que todos los derechos deben cumplirse juntos, no basta con que un país respete solo algunos, si una persona tiene derecho a estudiar pero no tiene derecho a vivir segura, su educación se ve afectada.
Los derechos humanos tienen cuatro características principales, son palabras que quizá no has escuchando mucho, pero tranqui. Son: universales, inalienables, indivisibles e interdependientes. Universales porque pertenecen a todas las personas, inalienables porque no pueden quitarse, indivisibles porque no se pueden separar y son interdependientes porque cada derecho se relaciona con los demás.
También se estableció que los gobiernos tienen responsabilidades claras: deben respetar los derechos de las personas, deben protegerlas de abusos cometidos por otros y deben trabajar para que los derechos se cumplan de manera real, no solo en papel. Esto incluye mejorar leyes, crear oportunidades, garantizar educación, salud, vivienda, seguridad y abrir caminos para que todas las personas puedan desarrollarse.
¿Cómo podemos hacer para que los derechos humanos se cumplan?
La importancia de los derechos humanos no solo recae en las autoridades, también todas las personas tienen responsabilidades, que inician principalmente con respetar los derechos de los demás.
Con el paso de los años, la Declaración Universal se ha convertido en una referencia para muchos países y organizaciones. Aunque todavía existen injusticias en distintas partes del mundo, este documento sigue siendo una guía que recuerda que la igualdad, la justicia y la libertad no son privilegios, sino derechos. Cada vez que una persona defiende a otra, cada vez que una comunidad trabaja por la inclusión, cada vez que una ley protege a los más vulnerables, los derechos humanos se fortalecen.
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Conocer estos derechos es importante porque nos ayuda a entender el valor que tiene cada vida y la responsabilidad que todos compartimos para hacerlos realidad. El camino aún continúa, y hay muchas personas defendiendo los derechos humanos, por eso en un día como hoy es importante abrir estos diálogos en casa y que desde nuestros entornos más cercanos sepamos que existen los derechos humanos y que su garantía ha sido una lucha de años.
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