Enzo destruye un preciado adorno de su mamá, asustado, y en contra del consejo del insistente narrador, tratará de evadir la responsabilidad y ocultar la verdad de todas las maneras posibles.

Enzo va a jugar en el parque y conoce a un niño que lo supera físicamente en todas las actividades, el narrador, lleno de admiración por este nuevo niño lo sustituye como protagonista del relato.

La mamá de Enzo pisa una araña en el jardín y el concepto muerte se hace por primera vez claro para él.

Enzo cree estar enamorado de su amiga Ximena y se quiere casar con ella, el narrador trata de persuadirlo diciéndole que si se casa debe comprar una casa, tener un empleo, y cocinar para ella.

En un viaje en carro con su mamá, Enzo aprenderá lo importante que es ser paciente.

Enzo se envicia a ver videos de destapar juguetes en la tableta de su mamá, quien lo obliga a salir a jugar.

Cuando su mamá se puya con una espina en el jardín y suelta una palabrota, Enzo descubre las groserías y decide aprenderlas todas acudiendo a los niños más malos que conoce: los niños piratas que son el terror del parque.

Enzo destruye un preciado adorno de su mamá, asustado, y en contra del consejo del insistente narrador, tratará de evadir la responsabilidad y ocultar la verdad de todas las maneras posibles.

Enzo le propone al narrador representar el problema de matemáticas que hay en su tarea y él accede, sin anticipar que el plan de Enzo es organizar toda una fiesta de cumpleaños para partir una torta y, de paso, poder jugar.

Enzo hace un reportaje especial sobre el misterioso origen de los bebés. Empieza por preguntarle a su mamá, que le dice que los bebés vienen de una semilla, y rápidamente se desplaza a un invernadero para buscar semillas.

Enzo se levanta a desayunar las famosas tostadas con carita feliz de su mamá pero, cuando ella le sirve un buñuelo por variar, a Enzo no le gusta nada la idea.

Enzo arma un caos jugando en la sala y su mamá le reclama porque siempre tiene que recoger sus desórdenes: vemos un breve recuento donde ella recoge todo lo que Enzo desordenó en capítulos anteriores.

Enzo se conecta a internet, un mundo que el narrador insiste en llamar divertido pero que lo mantiene en un recuadro donde se aburre y ni siquiera puede comer galletas.