El eco de una ciudad en movimiento
El paisaje sonoro de Bogotá es una sinfonía caótica de progreso, rebusque y tráfico. La ciudad, como toda metrópoli, es un torbellino de sonidos que forman parte de su identidad. El perifoneo, el bullicio del transporte, el estruendo de la construcción y los breves momentos de calma en la madrugada componen la banda sonora de la capital. Aunque el ruido no es un ícono en sí mismo, sí es una firma inconfundible de Bogotá.

El paisaje sonoro de Bogotá es una sinfonía caótica de progreso, rebusque y tráfico. La ciudad, como toda metrópoli, es un torbellino de sonidos que forman parte de su identidad. El perifoneo, el bullicio del transporte, el estruendo de la construcción y los breves momentos de calma en la madrugada componen la banda sonora de la capital. Aunque el ruido no es un ícono en sí mismo, sí es una firma inconfundible de Bogotá.
Para Iván Saravia, el sonido es clave en su emprendimiento. Con 39 años, este empresario es cofundador de La Vakana, un negocio que vende arroz con leche y mazamorra paisa en motocarros diseñados como vacas Holstein. Lo distintivo de estos vehículos no es solo su aspecto llamativo, sino su sonido: un mugido inconfundible que anuncia su llegada. Esta combinación de creatividad y tradición ha convertido a La Vakana en un referente del comercio ambulante en la ciudad.

Desde una perspectiva académica, Luis Fernando Medina, profesor de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional, ha dedicado su carrera a estudiar el paisaje sonoro. Con 48 años y un doctorado en Artes y Medios de la Universidad de Colonia, Alemania, Medina ha desarrollado una visión única del sonido como representación del territorio. Para él, cada sonido de la ciudad es un índice de su carácter, un medio para entender sus dinámicas y emociones. Su trabajo ha sido fundamental para comprender cómo los sonidos moldean la identidad de Bogotá.
Desde el bullicio de los mercados hasta el incesante tráfico, Bogotá suena a Bogotá. Sus sonidos no solo acompañan la vida diaria, sino que la definen, recordándonos que el ruido de la ciudad es, en muchos sentidos, su propia voz.