El alma de Bogotá desde las alturas de Monserrate
Imponente y omnipresente, Monserrate es mucho más que un cerro: es el corazón simbólico de Bogotá. Desde su cima, donde convergen la fe, el deporte, el turismo y la gastronomía, se ofrece una vista inigualable de la ciudad. Su basílica, visible desde casi cualquier punto de la capital, lo convierte en un referente inconfundible y en el epicentro de peregrinaciones que datan de épocas coloniales.

Imponente y omnipresente, Monserrate es mucho más que un cerro: es el corazón simbólico de Bogotá. Desde su cima, donde convergen la fe, el deporte, el turismo y la gastronomía, se ofrece una vista inigualable de la ciudad. Su basílica, visible desde casi cualquier punto de la capital, lo convierte en un referente inconfundible y en el epicentro de peregrinaciones que datan de épocas coloniales.

Subir a Monserrate es una experiencia que cada visitante vive a su manera. Algunos acuden movidos por la devoción al Señor Caído, otros desafían sus límites físicos ascendiendo por el sendero peatonal, y muchos llegan simplemente para disfrutar de la panorámica y la oferta gastronómica en la cima. No hay otro lugar en la ciudad que combine tradición, historia y naturaleza de forma tan contundente.
Para Astrid Carvajal, el ascenso a Monserrate es parte de su rutina y su pasión por el deporte. Cada sábado, antes del amanecer, inicia el recorrido por el sendero junto a cientos de corredores y caminantes que ven en la empinada ruta una prueba de resistencia. "Es impresionante ver cómo cada vez más personas lo adoptan como parte de su estilo de vida. Además, es una actividad gratuita", destaca Astrid, quien encuentra en esta práctica un espacio de conexión con la ciudad y consigo misma.
Pero detrás de la impecable imagen del cerro hay un trabajo silencioso y constante. María del Pilar Ochoa Ramos, directora de mercadeo de la empresa que administra el teleférico y el funicular, es una de las piezas clave en la operación de este destino. Su labor, junto a un equipo de trabajadores, comerciantes y el clero, garantiza que Monserrate reciba a sus miles de visitantes cada semana con senderos cuidados, jardines impecables y un sistema de transporte eficiente.
Monserrate no solo es un destino; es un símbolo de Bogotá. Ya sea por devoción, reto personal o simple curiosidad, llegar a su cima siempre es una experiencia que deja huella.